miércoles, 11 de junio de 2008

IRMA, MI INSACIABLE HERMANA - MI HERMANITA YA HABIA COLOCADO SUS PIES A AMBOS LADOS DE MIS PIERNAS Y SE DISPONIA A BAJAR SOBRE EL MASTIL ENGRASADO QUE



IRMA, MI INSACIABLE HERMANA - Mi hermanita ya habia colocado sus pies a ambos lados de mis piernas y se disponia a bajar sobre el mastil engrasado que desaparecio de un solo envion dentro de sus entrañas calientes

IRMA, MI INSACIABLE HERMANA Mi hermanita ya había colocado sus pies a ambos lados de mis piernas y se disponía a bajar sobre el mástil engrasado que desapareció de un solo envión dentro de sus entrañas calientes

Esto sucedió un día sábado estando en casa solo y viendo TV sin ni siquiera pensar en los momentos que pasarían cuando se apareció mi hermana a visitarme. Soy un hombre de 32 años casado con tres hijos y para ese momento era festejada la navidad y mi familia se había ido de viaje para nuestro pueblo natal.

Para ser sábado estaba aburrido y la inesperada visita de mi medio hermana Irma me alegró para tener alguien con quien conversar ya que no tenía ganas de salir a ningún lado quería pasarme el día de ocio tumbado en la cama mirando los programas sabatinos y durmiendo.

Al llegar luego de los saludos de conformidad a las leyes de cortesía nos sentamos en la sala y comenzamos una trivial conversación al rato me preguntó que estaba haciendo antes de llegar ella y noté cierto tono pícaro que me pareció gracioso, le aseveré que estaba en cama mirando un programa sabatino de concursos, lo cual la alegró mucho porque era uno de sus preferidos, entonces la invito a verlo en mi cuarto.

Al principio ella se sentó al borde de la cama y yo me acosté tomando unas almohadas y colocándolas debajo de mi nuca y me recosté confortablemente en el respaldo. Al rato ella se sintió incomoda, al notarlo la invité a tumbarse a mi lado pero ella lo hizo colocando su cabeza sobre mi pecho y como el televisor estaba a los pies de la cama esa postura era la mejor para ambos.

Al pasar el tiempo mientras hablamos en los comerciales me incorporé y me senté con las piernas cruzadas a lo cual ella se enojó porque le parecía injusto de mi parte haberla incomodado. Hasta ese momento yo no tenia ningún mal pensamiento pero cuando ella se movió hacia mi a gatas sobre la cama me pareció de lo más sensual, ya que la blusa se despegó de su cuerpo y pude meterle el ojo a sus senos que no eran tan grandes pero eran redondos y apetecibles.

En aquella posición apenas la barrera de su sostén que solo tapaba sus pezones y la parte baja de sus tetas. Se metió entre mis piernas separándolas con sus manos, pego su espalda a mi abdomen y se acomodo sin pedir permiso. No me quedó alternativa y pase mis piernas sobre las suyas cruzándolas suavemente y metí mis manos debajo de sus senos entrelazando los dedos sobre su barriguita, que estaba bien definida gracias a los ejercicios que practica.

En aquella posición al sentir su piel tan cerca de mis partes intimas me empezó a correr la sangre en ellas por consiguiente el cambio de dimensiones empezaba a notarse haciendo presión en la parte alta de sus nalgas, que se asomaba la hendidura que los separa por la orilla de su falda blanca que dejaba ver sus torneadas pero cortas piernas ya que era de baja estatura no llegaba al 1.60 mts, su pelo caía sobre mi pecho haciendo cosquillas y ella cada vez que hablaba volteaba su cara hacia mi, quedando a veces muy cerca sus labios y su cuello. Despedía ese olor de su perfume que me enloquecía.

Para ese entonces mi mente estaba nublada por tantos detalles que solté mis dedos liberando mis manos y empecé a acariciar su abdomen haciendo círculos sobre el, abriendo cada vez más la circunferencia legando a rozar sus tetas. ¿Porque no se movía? ¿Porque no decía nada ni se apartaba?, asumí que ella también estaba atrapada en las mismas incógnitas, fue cuando ella al mover su cara hacia atrás para decirme no se que, le besé el cuello suavemente, un beso tímido al principio pero repetí la osadía y le estampé otro más cerca del lóbulo de su oreja, con un toque más sensual vino el tercero y luego perdí la cuenta.

Para completar mi atrevimiento detuve el trabajo de mi mano izquierda y atrapé la teta del mismo lado, entonces como respuesta colocó su mano sobre la mía animándome a continuar como lo hizo cuando nos conocimos en su fiesta de 12ª cumpleaños, hacia 15 años atrás. En ese momento volvió el recuerdo y creo que fue en ambos.

Ya con ese consentimiento suyo, el deseo reprimido por largos años y su boc


a que se entreabrió al voltear la cara hacia mi, me deje llevar… Atrapé sus labios con fruición y la bese largamente, nuestras lenguas bailaban una danza prohibida con tanto placer que no se cuanto tiempo duré chupándosela, pervertidamente le masajeaba las tetas al mismo tiempo y sus gemidos los ahogaba con mi boca. Por momentos la apretaba contra mi pene tan fuerte que me dolía, lo cual no me importaba, baje mis manos a su vientre pasándola cerca de su sexo para ir a sus piernas desnudas hasta los limites de su falda, para dar paso a mis dedos, ella abrió más sus piernas, que se encontraron con las pantaletas llenas de fluidos.

Irma se movió de tal manera que quedo sentada sobre mi muslo izquierdo con sus piernas bien abiertas dándole paso libre a mi mano derecha, mientras me besaba por toda la cara sin titubeos, lamiéndome.

Sus manos acariciaban mi pecho ya desnudo por sus propias manos como loca pasaba sus manos acariciándome y clavándome las uñas como gata en celo. Ya mis dedos habían traspasado el umbral de de los pecados y hacían fiesta en la humedecida, más bien torrencialmente mojada vagina, dedicándole los mejores compases de la música del placer a la hembra jadeante, que me hablaba, que balbuceaba cosas ininteligibles para mi, que andaba en el limbo del placer erótico del pecado a punto de ser consumado.

De un girón, la pantaleta quedó entre mis dedos, los botones de la blusa saltaron con violencia, me abalancé sobre sus montañas para escalarlas sin compasión, las chupé, las amasé con verdadera pasión que la enloquecía, mientras sus manos buscaban el miembro a punto de explotar y lo liberaron de su prisión para que viera la luz, que reflejó un destello en la lubricada cabeza que manaba fluidos copiosamente, aunque por poco tiempo, porque ya todo se unía para que se perdiera en las profundidades oscuras y placenteras de aquella vagina, que para ese momento venía en camino, ya que mi hermanita ya había colocado sus pies a ambos lados de mis piernas y se disponía a bajar sobre el mástil engrasado que desapareció de un solo envión dentro de sus entrañas calientes…

Al finalizar el recorrido de mi pene nuestras miradas se cruzaron, se quedó quieta unos segundos, como midiendo el tamaño del atrevimiento, la osadía que acababa de hacer, dándome cuenta de que tal vez no quisiera continuar, la atraje hacia mi, con una mano en la cintura cubierta por la falda y la otra detrás de su cuello debajo de sus cabellos y la bese como nunca había besado a nadie, y ella aún inmóvil y un poco tensa, pero respondiendo al beso que para mi era un paso adelante, sentía el olor que manaba de sus concha atravesada por mi miembro, las paredes de su vagina aun prietas y sus nalgas desnudas sobre mis piernas…

La tomé con ambas manos por esas nalgas, no sin antes masajearlas y percatarme de su firmeza, mis dedos en la rendija de su culo divino y levantarla para luego dejarla caer suavemente iniciando el vaivén casi obligándola, pero ya no era necesario porque a los pocos enviones, su garganta dejo escapar un gemido, arqueó su espalda y comenzó a mover sus caderas hacia delante y hacia atrás al principio suave pero la excitación fue in crescendo e inició un meneo de caderas exquisito, mi pene era sometido a múltiples posiciones forzado por su vagina.

Mientras, le dije que eso tenia que pasar, que ya la chispa estaba allí desde hace mucho y que no lo podíamos evitar, pero mis palabras se perdían en el aire porque ella estaba como poseída cabalgando en una nube de placer, su respiración agitada, sus tetas subían y bajaban a su ritmo frenético, las cuales yo besuqueaba y mamaba como bestia, tratando en lo posible de embestirla con ganas pero sin quitarle la batuta que había tomado bastante en serio, los jugos vaginales se escurrían por mis bolas, iba mi miembro al encuentro de sus caídas haciendo rechinar la cama.

Colocó sus brazos hacia atrás apoyando sus manos en mis rodillas y pude entonces disfrutar del panorama que ofrecía su concha subiendo y bajando apoderándose de mi pene pero aquello fue demasiado y sentí venir desde mis entrañas el fuego ardiente de mis fluidos y se lo hice saber al mirarle a los ojos, y comenzó a pedirme la leche y sus movimiento se aceleraron, esas caderas se movían como nunca para extraerme de la manera más divina mi semen, que a borbotones le disparé toda mi carga en lo profundo de su vagina. Ella no dejaba de gemi

r alcanzando un brutal orgasmo que mi lava caliente le provoco una erupción de volcán.

Volvió hasta mi pecho, jadeantes nos quedamos abrazados nuestros jugos se escapaban unidos de su prisión y rodaban por mis bolas hasta la sabana… la volví a besar tiernamente… mi erección no desapareció… se incorporó, se arrodilló a mi lado, y para mi sorpresa se inclinó, tomó mi pene por la base y comenzó a lamerlo, bebiéndose hasta la ultima gota de los fugitivos fluidos que yacían en toda la zona.

Aquella acción me dejó boquiabierto, porque nadie me había hecho algo semejante, ninguna mujer se había bebido mi semen con tanta sed, tanto sensualidad, morbosidad, que estaba pasmado por ende, mi polla se sintió honrada por aquel homenaje, entonces se me ocurrió la idea de devolverle el favor y tomándola por la cintura la elevé en el aire y puse su entrepierna chorreante en mi boca y por primera vez pude conocer el sabor de mi semen unido a los jugos de ella.

No tuve la menor pizca de asco, más al contrario me excité tanto, que iniciamos un 69 largo hasta que desapareció toda evidencia de nuestros jugos y los nuevos manaban con tan agradable sabor que no pude soportar aquella situación, y dejé escapar otra descarga de placer en la atiborrada boca de Irma que, al sentir la profusa cantidad de licor seminal, gemía de puro gusto no dejando escapar ni una gota, sintiéndose como ebria de placer. Aún en aquel momento no detuve mi labor casi simultáneamente alcanzó otro orgasmo sin parangón, sus guturales ruidos y la gruta vaginal inundada, fueron para mi como una presea dorada.

Al rato dejó escapar mi miembro de sus labios, se tumbó a mi lado como retomando el aliento que le faltaba, quedando boca arriba, su falda enrollada en su cintura, el monte de Venus rasurado y su piel blanca con tonos rojos quedaron mirando hacia arriba, exhaustos, entonces le dije:.

-Jamás pensé que el mejor polvo de mi vida me lo daría mi hermana…-yo tampoco, nunca había hecho nada semejante…pero esto no ha terminado. -respondió entre jadeos-

Y se abalanzó sobre mí…

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