domingo, 15 de junio de 2008

La Profesora de Historia

Era menuda, frágil, su porte se distinguía de los demás. Cuando nos presentaron a los profesores de la ponencia "Implicación de la historia Argentina en la España del siglo XIX", su rostro me dejó prendado. Era esa mujer aparentemente dura y
distante, que denota un corazón sensible y romántico.

Después la vi, con un sombrero vaquero, recorrer las praderas verdes del Campus de la Universidad de verano Menéndez y Pelayo de Santander. Sentada en un rincón del fastuoso Palacio de la Magdalena, allí desde donde se ve el mejor rincón del mar en esa pequeña península.... Era distante, a pesar de que era el alumno que más preguntas hacía, que más cuestiones planteaba en las clases.... Sin embargo no parecía conocerme, cuando seguía intentando ser el alumno más aventajado para llamarle la atención.

Las jornadas duraban dos semanas, y cada día más la tenía en mi mente a todas horas.... Se hacía interminable, cuando, no daba clases con ella. Cuando se sintió seguida, era esquiva....

Estaba lleno de turistas y paseantes el Paseo Central de la Entrada al Palacio de la Magdalena. Compré un helado en la puerta, y la vi pasar rápida. Iba sola, no la había visto hasta ahora acompañada por nadie... Ni siquiera en los descansos, en la cafetería en donde se reunían a veces otros profesores...

La perseguí un momento. Se me esfumó deprisa, porque se perdió poco tiempo después por los pabellones de los estudiantes. Desapareció misteriosamente. No la volví a ver en todo el resto del día. Se la había tragado la tierra, hasta por la noche, que estaba yo sentado en uno de los bancos de los alrededores del Palacio. El bullicio general se centraba en un famoso que llegaba perseguido por las cámaras de T.V..

La zona donde me encontraba, es la parte más baja de la península, donde se pueden escuchar el murmullo de las olas, y nada más... Una voz cálida me interrumpió la calma del rumor del mar.

-¿Qué quieres de mí...?
¿Por qué me sigues...?

Sorprendido ante la presencia de la profesora, balbuceé unas pocas palabras:

-"Me interesan mucho tus aportaciones .... Toda la historia de Latinoamérica me interesa mucho.... "

Ella tajante, como siempre, muy segura de sí misma, comentó:

-"!Ah era eso....!

Y emprendió una caminata en solitario hacia los pabellones de los profesores....
Me quedé encogido y perplejo. Tantos planes había hecho para una escena parecida a la que acababa de suceder, y ahora, que me había abordado de esa manera, no fui capaz de plantearle otras cosas, esas que había soñado con ella, juntos.... abrazados en el silencio....

Al día siguiente, cuando iba paseando junto al mar, la encontré en el mismo rincón, cargada de libros. Pasé cortésmente por su la do casi sin detenerme, y también al paso me dijo ella:

-"He traído todo lo que te puede interesar de la historia de nuestra Latinoamérica...
Y también comentarte que tus miedos me confunden...
Porque si te interesa todo esto, sólo tenías que habérmelo dicho desde el principio.
Esta Universidad tiene un fondo bibliográfico muy grande sobre nuestra historia....
Puedes también consultarlo en el Archivo de Indias de Simancas, el Archivo de la
Marina Española en Viso del Marqués, la Biblioteca Nacional de Madrid....

A lo que repuse:
Pero es que todo esto me interesa a través de ti....
Porque son tus labios carnosos los que quiero que me lo expliquen.... y tu sonrisa, y tu voz cálida...
Y este cuerpo....

Sin darse cuenta la había cogido y notaba su temblor en mis manos, que ella sin oponerse la empezaron a recorrer por atrás...Y como si lo estuviera esperando, echó su cabecita hacia atrás , poniendo su frente, su nariz y sus labios a mi
disposición.... Y mi boca, más temblorosa todavía, intentó un beso pudoroso primero en su frente, apartando su pelo hacia mí, y luego con mi lengua, a chupetadas pequeñitas, comenzaron a recorrer sus párpados y sus orejas... para
cerrar poco a poco, después, este recorrido en su boca, y con un beso largo, palpándose nuestras lenguas en un abrazo, primero por detrás, con mis manos apretando sus pechos y luego girándome hacia delante, con otro beso, dando mordisquitos pequeñitos por todo el cuello y la parte inferior del mentón, girando ella su cabeza hacia arriba, para favorecer la postura....

Los dos botones sin abrochar de su blusa, dejaron entrever la hermosura de sus pechos, redondos y golosos, que sobre la tela noté sus pezones excitados y duros, sobresalientes por lo que se notaba de su camisa....

Ella se desabrochó dos botones más y llevó mi mano para comprobarlo.... Esos senos duros con el pezón de punta, y nuestros labios a veces juntos a veces no, con su recorrido de los míos por sus alrededores...

Le pasé la lengua por toda su cara. Le soplé suavemente después para lograr una burda imitación de la brisa marina, que por cierto acompañaba a los alrededores
introduciéndose por los huecos pequeños de nuestros cuerpos...

Era menuda y frágil, y con mis brazos la podría apretujar toda, pero delicadamente hice gala de una sensualidad que no conocía hasta entonces, y mis manos recorrieron su aura... primero por su pelo ensortijado, después por sus orejas, suavemente, casi sin rozarlas....sus pechos y su contorno de caderas... tenía la blusa desabrochada, sin sujetador, y mis manos quería palpar su piel, lo hice lentamente, parsimoniosamente...

Dejé mis anchos hombros al desnudo y ella también hizo lo propio., recorriendo con sus manos mi espalda... Dios... nunca había notado unas manos tan suaves y sensibles, palpando ligeramente, como rozando una electricidad desconocida para mí...

Bajé mis manos por el contorno de sus piernas, sin apartar su falda larga... No notaba otra cosa que esa sedosidad especial que la tela tenía y al llegar al final le quité los zapatitos y acaricié sus pies... por encima del empeine, suspendidos milagrosamente con mis firmes manos... toqué sus dedos uno a uno, y levantando un poco su pié, los fui chupando como un helado sabroso y glotón de mí, quise
pasarle la lengua por su planta del pie... Y lo hice, para poder ir apartando su falda larga poco a poco, casi siguiendo la fuerza de la gravedad con los pies a la altura de mi boca...

Y aprovechando que ella apoyada en su gran cantidad de libros, estaba echada hacia atrás, y con sus pies a mi merced, comencé a recorrer sus piernas hacía arriba, hacia el resto de su cuerpo, compartiendo sus dos piernas, en su parte interior, con mi lengua... Y voy recorriendo a lengüetazos sus gemelos, poco a poco, sus rodillas, y la parte interior de sus muslos, aprovecho esa falda larga para cubrir mi cabeza, y mis labios siguen sembrando un surquito de saliva en el interior de sus muslos, y oír su excitación y notar la presión de sus manos en mi cabeza, para seguir su recorrido, o al menos asentir lo que estaba haciendo...

Muy lubricada noto su vagina, cuando apunto con un dedo, y aparto los labios con ternura, acariciándolos suavemente... Y mi lengua busca con paciencia su clítoris, que ya apunta levemente asomando en esos deliciosos labios, que con sus jugos y con mis dedos, voy acariciando. Una mueca, como un respingo fuerte, noto en ella cuando introduzco suavemente el dedo, y mi lengua encuentra su punto más placentero... Y noto varias encogidas suyas, cuando mi lengua lo recorre... lo absorbe levemente con mis labios estableciendo una pequeña succión... Noto su humedad abundante que saboreo como nunca lo había hecho antes....

Noto sus placeres, que son los míos... cuando frotando mi lengua extiende las manos para tocar otra vez sus pechos tersos y sus pezones en punta, que con los dedos todavía impregnados más y más....
Y levantando su falda, me tira violentamente del pelo .....

!Para..... Para.... Para...!

!Ya no puedo más... Estoy exhausta....!

Oigo entrecortadamente y paro... y le ayudo a incorporarse y a recomponerse el vestido, y a conseguir poco a poco su gesto de profesora, su además autoritario y
recoger todos aquellos libros, que habían servido para apoyarse en diferentes momentos....

Al poco, ya se había marchado el famoso y habíamos recuperado la normalidad, la gente tímidamente comienza a acercarse hacia el mar, hacia donde nosotros
estábamos... Y Casi dan darle importancia, me decía, que para abundar más sobre aquellas materias podría hacerme un huequecito en su Universidad, allende los mares...

Yo le prometí que lo pensaría, que seguramente pediría una beca para ir...

Antes de tan buenos propósitos, necesitaba una urgente huida, porque comenzaba a divisarse una sospechosa mancha húmeda y lechosa, ligeramente desplazada de la bragueta del pantalón....

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